El término salud emocional se refiere a la capacidad de comprender, expresar y manejar las emociones de manera saludable y constructiva, tanto las propias como las de otros. Implica el desarrollo de la empatía, vincularse de manera saludable y adaptarse a los desafíos emocionales. Conlleva el desarrollo progresivo de habilidades emocionales que permiten comprenderse a uno y comprender a los demás.
En contraste con la salud emocional, se encuentra el bienestar emocional que refiere a un estado general de equilibrio en las emociones. Cuando hablamos de bienestar emocional, estamos pensando en la experimentación de emociones positivas, y de la habilidad de manejar las negativas manteniendo un sentido de bienestar en la vida cotidiana. Tiene que ver principalmente con la armonía entre las propias emociones.
La principal diferencia entre ambos conceptos tiene que ver con que el bienestar emocional está vinculado con las experiencias subjetivas de cada persona, que implican satisfacción y equilibrio en la vida diaria, mientras que la salud emocional es un concepto más integral que abarca habilidades y capacidades para manejar y expresar las emociones de manera sana.
Emociones y Salud
Existe un vínculo muy estrecho entre las emociones y la salud que permite que se influencien mutuamente en varios sentidos:
Impacto en el bienestar mental
Algunas emociones, tales como la ira, el estrés o la tristeza, pueden tener un impacto negativo en el bienestar mental que pueden conducir al desarrollo de trastornos de salud mental como la depresión o la ansiedad.
Respuesta al estrés
Algunas situaciones emocionales pueden desencadenar respuestas fisiológicas y hormonales en el cuerpo. Por ejemplo, el estrés crónico puede impactar negativamente en el sistema inmunológico, cardiovascular y digestivo, lo que aumenta el riesgo de enfermedades y afecta la salud en general.
Comportamientos de afrontamiento
El modo en el que afrontamos las dificultades también puede tener un impacto negativo en la salud física. Recurrir a comportamientos como consumir en exceso comidas y alcohol, fumar, y evitar el ejercicio sirven de escape, o son tranquilizadores momentáneos para afrontar las situaciones difíciles y estresantes, pero puede tener consecuencias negativas a nivel corporal.
Relaciones interpersonales
A la hora de vincularse, las emociones desempeñan un papel clave, ya que la manera en la que nos relacionamos con otros puede promover nuestro bienestar o generarnos estrés. Así, cuando construimos relaciones saludables sentimos mayor tranquilidad, nos sentimos apoyados y más equilibrados; de manera contraria cuando nuestras relaciones son tóxicas o conflictivas nos genera sensaciones como inquietud y ansiedad constantes, lo que afecta negativamente nuestra salud.
Por otro lado, la salud también puede influir en nuestras emociones de varias maneras:
Dolor y enfermedad
Cuando se presentan dolores crónicos o graves se generan emociones negativas como la tristeza, la frustración o la ansiedad, ya que las enfermedades pueden impactar en nuestro bienestar general y calidad de vida.
Desequilibrios químicos
Cuando una condición médica, como por ejemplo enfermedades asociadas al desequilibrio de neurotransmisores afectan el equilibrio químico del cerebro, se produce un impacto en las emociones.
Medicamentos y tratamientos
Algunos medicamentos o tratamientos médicos presentan efectos secundarios en los sentimientos, el estado de ánimo o las emociones. Estos pueden ser de manera negativa o contribuyendo al bienestar emocional. Por ejemplo, pueden causar cambios en el apetito, el sueño o la energía.
La salud física está relacionada con las emociones y los sentimientos, motivo por el cual es importante preocuparse y ocuparse del propio bienestar integral, tanto físico como emocional. Buscar apoyo emocional, practicar técnicas de manejo de estrés, mantener un estilo de vida saludable y hacerse chequeos médicos al menos una vez al año promueve y consolida una buena salud física y emocional.
Cómo mejorar la Salud Emocional
Para mejorar la salud emocional es necesario comprometerse con uno mismo en un proceso que lleva tiempo y esfuerzo. A continuación, te proponemos una lista de estrategias que pueden ayudarte a mejorar tu salud emocional:
1) Expresa tus emociones
Sentir tus emociones de manera saludable, expresarlas y liberarlas es muy importante para sentirse saludable. Busca la manera de hablar sobre lo que te angustia o preocupa y también sobre lo que te hace feliz, ya sea con alguien de confianza, escribiendo un diario, practicando algún tipo de arte o participando en actividades creativas que te permitan procesar tus emociones.
2) Aprende habilidades de comunicación efectiva
Para comunicarte con otros, lo mejor que puedes hacer es fortalecer tus habilidades de comunicación. Aprende a expresar tus emociones de manera clara y asertiva, a la vez que escuchar lo que otros tienen para decir. La comunicación efectiva puede ayudarte a evitar conflictos y fortalecer tus relaciones interpersonales.
3) Establece límites emocionales
Es importante que aprendas a establecer límites claros y saludables en tus relaciones y entorno. Este proceso de autoconocimiento te llevará a conocer tus necesidades emocionales y tus propios límites. Reserva un espacio de tiempo para cuidar de ti mismo.
4) Practica la autorreflexión
A partir de la reflexión sobre tus sentimientos, pensamientos y emociones podrás explorar tus patrones emocionales y comportamientos. Puedes dedicarle una parte de tu tiempo de manera regular, y hacerlo mediante la escritura reflexiva o la meditación; esto te ayudará a profundizar en tu mundo emocional.
Busca apoyo profesional
Ten en consideración buscar ayuda en un profesional de la salud mental, ya sea un psicólogo, un terapeuta o un coach (link) con el que puedas trabajar tus emociones más complejas. Un profesional te dará herramientas para entender, manejar y superar los desafíos emocionales que se te presenten, y podrás construir un espacio seguro en el cual expresarte libremente.
El recorrido para mejorar la salud emocional es un viaje individual, y requiere tiempo, paciencia y autocompasión. Cada persona es única, y la clave es buscar las estrategias y prácticas que mejor se adapten a tus necesidades.