Escuela de Coaching Europea

La base de la Escuela de Coaching Europea se basa en una filosofía centrada en los principios del ser humano: se trabaja en el interior de las personas, exaltando sus habilidades de aprendizaje, su capacidad de creer en sí misma y de asumir responsabilidades, en lugar de dirigirla o funcionar como una guía. Esta escuela se propone realizar un trabajo más íntimo con el cliente, poniendo el énfasis en el individuo y sus capacidades para cambiar y elegir una vida mejor. La Conciencia de sí, la Auto creencia (es decir, la confianza en uno mismo) y la Responsabilidad son conceptos claves a la hora de pensar y estudiar esta escuela. 

Mediante este trabajo con la interioridad, el cliente podrá liberar su potencial oculto. En este sentido, los coaches de la Escuela Europea tienen la tarea de ver la potencialidad de los cochees. 

A comienzos de los años setenta, el entonces capitán del equipo de tenis de la Universidad de Harvard, Timothy Gallwey, llega a la conclusión de que el principal obstáculo con el que se encuentra el deportista no está en su cuerpo, sino en su mente. A partir de esta idea crea un método para resolverlo, y escribe un libro titulado “El juego interior”, en el que desarrolla la siguiente hipótesis: para alcanzar el éxito, en cualquier actividad que el ser humano se proponga, debe superar los obstáculos que él mismo se impone, tales como la autocrítica constante, la desconfianza en las propias capacidades y el desvío de los objetivos. 

En este libro sostiene que en cualquier actividad o deporte siempre hay dos juegos que se dan simultáneamente: uno es el que sucede con el adversario, la competencia o desafío en sí mismo, y otro que es contra uno mismo, que son estos obstáculos que los individuos que se autoimponen, que le impiden alcanzar su máximo potencial. 

El autor explora algunas técnicas para mejorar este juego interior, como tomar conciencia del propio cuerpo, enfocarse en el momento y la eliminación de la autocrítica destructiva. Utiliza ejemplos y anécdotas de su experiencia personal para mostrar el modo en que estas problemáticas pueden ser aplicadas en los distintos ámbitos, como el deporte, los negocios, y la vida cotidiana, para alcanzar nuestras metas. 

Posteriormente, el método del “Juego interior” fue tomado por John Withmore y por la psicología humanista, creando el terreno propicio para el nacimiento del coaching introspectivo, cuyas técnicas se basan en extraer la potencialidad del Coachee. 

John Whitmore

Nacido en 1973 en el Reino Unido, fue un reconocido coach, autor y experto en liderazgo y crecimiento personal, y uno de los primeros en desarrollar teorías y técnicas sobre el coaching, y en aplicar este término al ámbito del desarrollo personal y organizacional. Originó el modelo GROW, una de las metodologías más utilizadas en el mundo del coaching. Este acrónimo está orientado al establecimiento de objetivos claros, la exploración de opciones, la identificación de obstáculos y la creación de un plan de acción, y significa:

G > GOAL (objetivo): ayudar al coachee a establecer un objetivo claro.

R > REALITY (realidad): evaluación de la situación actual y del contexto que rodea al coachee. 

O > OPTIONS (opciones): exploración de las opciones que tiene disponibles el individuo y el establecimiento de estrategias. 

W > WAY FORWARD (camino a seguir): ayudar al coachee en la creación de un plan de acción concreto y realizable. 

John Whitmore escribió varios libros sobre coaching y liderazgo, entre los que se destacan «Coaching for Performance», «Liderazgo y Coaching» y «La mente del líder».

Además de sus aportes al mundo del coaching fue un exitoso empresario y líder en el ámbito del deporte y un destacado jugador de polo y fue miembro de la selección británica de polo durante varios años.

Corriente Humanista en el Coaching

En esta corriente, el centro está puesto en el individuo y en su crecimiento y desarrollo como persona como un todo integral y no sólo en algunos aspectos de su vida. 

El coaching humanista se rige por el principio general de que cada individuo posee el potencial para alcanzar todas sus metas y sueños, y el coach se debe limitar a ayudar al cliente a descubrir ese potencial, explorarlo y potenciarlo, formando un vínculo cercano con el coachee que se base en la empatía, la autenticidad y la confianza. Para la Corriente Humanista del coaching, el ser humano es experto en su vida y en sus deseos, el coach solo actúa como un puente con el cambio, como una persona que puede ayudar a alcanzar esos deseos, mediante una serie de técnicas como la escucha activa, el cuestionamiento reflexivo y la visualización, de manera tal que el cliente sea capaz de identificar sus fortalezas y debilidades, y desarrollar estrategias para alcanzar sus objetivos y superar los obstáculos.